La Sierra Norte de Madrid ya estaba habitada hace miles de años. En su territorio es posible observar vestigios que demuestran la presencia humana desde épocas remotas. Uno de los más relevantes es la Dehesa de la Oliva, en Patones, en la confluencia de los rÃos Lozoya y Jarama.
En esa zona se encuentran dos ejemplos de enorme importancia: la Cueva del Reguerillo (donde se hallaron las primeras manifestaciones artÃsticas de Madrid, fechadas en el PaleolÃtico Superior), y un yacimiento que evidencia la existencia de una ciudad carpetano-romana que se desarrolló entre principios del siglo II a.C. y la época visigoda.
Los restos encontrados en las investigaciones arqueológicas realizadas han permitido averiguar cómo era la vida en la época romana, ya que esa ciudad ubicada en la Dehesa de la Oliva albergaba un poblado amurallado. Este contaba con una configuración urbana desarrollada con calles y manzanas, en donde habÃa hogares (con planta rectangular y que solÃan tener tres habitaciones), hornos, edificios públicos, pequeños comercios, una alberca, desagüesÂ…
Esta ciudad fue abandonada como lugar residencial y la cumbre se utilizó como necrópolis en los siglos V y VI d.C. Después de la Reconquista, la zona volvió a ser ocupada y de esa época quedan los restos la ermita de la Virgen de la Oliva (románico-mudéjar).
El yacimiento arqueológico de la Dehesa de la Oliva y el Valle de los Neandertales - Yacimiento arqueológico de Pinilla del Valle muestran que las tierras de la Sierra Norte de Madrid ya eran apreciadas desde más miles de años.
Desde Patones tomando la M-134 a El Atazar, se llega a un desvÃo del Canal de Isabel II, frente al que hay una zona de aparcamiento que da a una pista de acceso restringido que asciende ligeramente. Después de pasar unas grandes tuberÃas, poco después continúa un camino a la izquierda, por el que hay que continuar, y después de pasar el Sifón de Valdentales, se llega a la zona de excavaciones.
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