Las vías pecuarias son caminos milenarios que transcurren por la mayor parte de las regiones españolas la longitud de todas ellas por territorio nacional suma alrededor de 100.000 kilómetros y que fueron, durante siglos, el lugar de paso para el ganado en sus desplazamientos periódicos para aprovechar los pastos dependiendo de las estaciones del año.
Las vías pecuarias constituyeron, en la Edad Media, la principal infraestructura de la trashumancia castellana, de enorme importancia social y económica. Tanto, que los propios monarcas de la época prestaron su apoyo a la creación y mantenimiento de las agrupaciones pastoriles cuyo máximo exponente fue el Honrado Concejo de la Mesta creado por Alfonso X El Sabio en 1273 y cuya función era organizar las cañadas o pasos fijos que los rebaños de ovejas seguían en la trashumancia para evitar los conflictos entre los agricultores y los ganaderos. A comienzos de la Edad Contemporánea, los desplazamientos continuaron a pesar del paulatino declive que sufrió la trashumancia y que se vio agudizado cuando, en 1836, la reina María Cristina disolvió la Mesta.
Existen dos grandes grupos de vías pecuarias. Por un lado, se encuentran las destinadas al tránsito ganadero y que, según su anchura, se clasifican en cañadas (hasta 75 metros), cordeles (hasta 37,5 metros), veredas (hasta 20 metros) y coladas (cualquier vía pecuaria de menor anchura). Y por otro, están las asociadas al descanso de los rebaños en sus desplazamientos: los descansaderos, los abrevaderos y las majadas.
Por la Comunidad de Madrid discurren más de 1.670 vías pecuarias que ocupan una superficie de 13.000 hectáreas el 1,6% del territorio de la región y cuya longitud total es de 4.200 kilómetros. Todas ellas están adecuadamente señalizadas para que puedan ser identificadas. La más afamada es la Cañada Real Segoviana, que arranca de la Sierra de Neila situada en el Sistema Ibérico, al sureste de la provincia de Burgos y termina su recorrido, tras 500 kilómetros, en Granja de Torrehermosa (Badajoz). Cruza la Sierra de Guadarrama y un buen tramo de su superficie atraviesa la Comunidad de Madrid, desde Somosierra y hasta Villamanta.
En la actualidad, estos caminos tienen distintos usos. Aunque el prioritario sea el tránsito ganadero pues la legislación así lo considera por derecho histórico y vocacional, las vías pecuarias pueden destinarse a otras actividades como la circulación de personas a pie, de otros animales y de maquinaria agrícola o a las plantaciones lineales, siempre y cuando permitan el tránsito normal del ganado. Además, se han convertido en sitios idóneos para realizar actividades al aire libre como senderismo existe una serie de rutas por las vías que transcurren por la Comunidad de Madrid, algunas adaptadas para discapacitados, cicloturismo, hípica, esquí de fondo y cualquier otra forma de desplazamiento deportivo sobre un vehículo no motorizado.
La recuperación y el mantenimiento de los caminos de trashumancia pretende fomentar el desarrollo sostenible. Lo que se intenta es preservar los valores naturales y continuar con su uso tradicional ganadero, al tiempo que se impulsan como escenario privilegiado para desarrollar actividades turísticas y de recreo. Todo ello con el objetivo de acercar a los ciudadanos el rico patrimonio natural estas vías comunican entre sí parques, reservas y espacios naturales de gran importancia ecológica, cultural e histórico que constituyen estos caminos.