La localidad de El Berrueco se asienta sobre un terreno rocoso y pedregoso, en la prolongación más oriental del macizo granítico de La Cabrera. De las canteras que se localizan en las laderas próximas se extrae, desde tiempos inmemorables, un tipo de piedra berroqueña de gran dureza que ha servido para construir adoquinados, bordillos de aceras y dinteles de media España. Este es el motivo por el que muchos de los habitantes de El Berrueco se han dedicado, a lo largo de su historia, a la cantería.
De entre todas las costumbres artesanas que existen en el municipio, la cantería es, sin duda, la protagonista absoluta. Aunque en la actualidad no tiene la importancia con la que contó antaño, todavía conserva parte de su esplendor y alguno de sus vecinos continúa realizando un trabajo que, antiguamente, constituyó una de las principales actividades económicas del lugar.
Legado de esta tradición artesana son numerosos ejemplos de arquitectura popular, basada en el trabajo de la piedra. Viviendas rurales, construcciones de uso agropecuario y otros elementos arquitectónicos levantados en granito pueden verse todavía al pasear por las calles del pueblo y constituyen gran parte de la identidad local.
La relevancia de este arte constructivo también se pone de manifiesto gracias al Museo de la Cantería, que muestra, en un recorrido al aire libre por la localidad, distintos elementos tradicionales tallados en piedra. Pilas de pozo, pilas de lavar, jambas y dinteles de puertas, el potro de herrar, una piedra de moler grano, la piedra de la fragua o la afamada picota de El Berrueco antiguo signo de jurisdicción penal, se cree que existía como rollo o columna desde el año 1000, si bien no empezó a utilizarse como picota hasta el siglo XVI son algunas de las piezas expuestas para rendir homenaje a los canteros y a su trabajo, que fue vital en la vida cotidiana del municipio.
